Un diciembre tejido de ternura ☃️1️⃣2️⃣💕

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¡Felices Fiestas, querid@s amig@s! ✨✨✨

El villancico que ilumina la memoria 🎶🎶🌟🌟


Ya va tocando hacer una pausa y meterse de lleno en los preparativos para recibir a la familia que llega de lejos a celebrar estas fiestas tan nuestras.🎄👨‍👩‍👧‍👧🎄


Sé que hay quien no las disfruta demasiado, pero a mí, sin dejarme arrastrar por el consumismo ni entrar en cuestiones religiosas, me siguen encantando. Tienen algo mágico: luces que hipnotizan, músicas que despiertan recuerdos, olores y sabores que nos devuelven a la infancia… Una tradición que, si desapareciera, sentiría como si me arrancaran un trocito del alma. 🧑‍🎄🎶🎁🌠


Y, como cada semana, vuelvo a recomendaros que escribáis. Aunque estos días el tiempo escasea, las emociones se desbordan: los hijos y los nietos que vienen, quienes ya no están y nos acompañan en silencio, las historias que nos rodean, unas alegres y otras más duras y esto nos lo facilita. Pasamos de la escritura sensorial a la emocional, esa que tanto bien nos hace. 


Y, sin más, os dejo, a modo de despedida hasta después de Reyes, el relato que ha surgido entre lo que imagina mi mente y lo que me dicta el corazón: 💖


 🐟🎶 “El villancico de siempre” 🎶🐟

“Desde detrás de los gruesos cristales de sus gafas de cerca repasaba, por cuarta vez, que todo estuviera en su sitio.


El consomé, con el huevo picadito y ese chorrito de jerez que, como decía su madre, “reconforta el alma”. El jamoncito y el queso de la tierra, imprescindibles en una noche como aquella, y unas gambitas, aunque solo fuera un puñadito, para darle color a la mesa. Hasta ahí, todo correcto.


Como plato fuerte, un redondo pequeño, relleno y en su salsa, que la mujer del carnicero le había preparado con cariño y mimo, sabedora de lo importante que era para él.
Los mantecados, el turrón duro, el de almendra, el de yema, el favorito de su padre, las peladillas, un benjamín de champán y las tres copas. Todo colocado con una precisión casi geométrica sobre la bandeja de plata, vestida con el pañito de encaje de toda la vida.
Respiró hondo, satisfecho: la revisión quedaba aprobada.


Llevaba meses rascando unos euros de su exigua paguita para que sus padres, ella en silla de ruedas desde el ictus, él hundido en una tristeza silenciosa, no notaran diferencia con las navidades de siempre. Así desde hacía ya dos años.


Desde que tenía memoria, habían sido ellos quienes, con paciencia, ternura y alegría, se habían volcado para que su infancia y más tarde su adolescencia fueran felices.
Y sería esa una más de las muchas navidades que los tres celebraban juntos desde que, treinta años atrás, en la maternidad de aquel hospital les dieran a sus padres la noticia de que su hijo había nacido con discapacidad.


Cuando dejó caer la aguja del viejo tocadiscos, que cuidaba como un tesoro, empezó a sonar el villancico de siempre: “Pero mira cómo beben los peces en el río…”


La cara de su madre se iluminó al instante y, en los ojos apagados de su padre, que se habían ido perdiendo en un vacío triste desde lo ocurrido, creyó ver un destello diminuto, tan brillante como los copos de nieve que colgaban del árbol de Navidad.


Porque sí, también había decorado el árbol. Y, junto a él, el pequeño belén, un poco maltrecho por los años, ese que su madre colocaba con una dulzura infinita mientras entonaba un villancico cuando él era pequeño.


Era hora de sentarse a la mesa.


Sentía una mezcla de ilusión y de paz, esa paz que solo nace de devolver un poco de todo lo recibido.


¿Se podía ser más feliz?”


Con el deseo de que este relato os haya tocado un poquito el corazón y de que disfrutéis estas fiestas como merecéis, me despido por ahora.  🥳🤗


 Nos vemos el año próximo, en el que seguiré intentando que cada uno de vosotros encuentre placer en escribir unas cuantas letras.


¡Hasta el año que viene, amig@s! 💫2️⃣0️⃣2️⃣6️⃣💫

🎀 ¡Feliz Navidad y Feliz 2026! 🎀



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