Si nosotros cumplimos la ley, ¿por qué ellos siempre encuentran la excepción?
¡Amigas! Yo no sé vosotras, pero yo, ya no sé si reír o llorar.
Una se pasa la vida con la libreta y el monedero en la mano, mirando hasta el último céntimo del súper para que la compra no se dispare… y resulta que los que hacen las leyes para que yo no pueda pagar ni la nevera nueva en metálico, iban repartiendo sobres con chistorras, lechugas y soles, como si fueran rosquillas de feria. ¡Qué fantasía!
Porque eso sí: a mí que no se me ocurra pagar 1.001 euros en efectivo, que me cae una multa del 25%.
Pero luego una los ve ahí, tan bien puestos, a dedo la mayoría, que se creen tan importantes, y por encima de todos, explicando —bueno, intentando explicar— por qué manejaban dinero en metálico como si fueran los Reyes Magos tirando caramelos el día de la cabalgata. Eso sí, explicaciones, pocas. Palabras, muchas. Y humo… ¡uf!, para llenar tres chimeneas.
Y lo que me ha dejado más patidifusa es ver al presidente en el Senado… ¡Qué espectáculo!
Más fácil me resulta que me cuadren las cuentas de final de mes que entender por qué no puede decir claramente de dónde salían esos sobres, esas comisiones y esas “casualidades” que siempre pasan cuando ellos están cerca del dinero público. ¡Será cosa del cambio climático, que lo descoloca!
Aún no entiendo a las personas que defienden esto. Si eres de ese partido, debería darte vergüenza tener un dirigente de esta calaña. Porque, seamos claros: si en tu casa tu padre roba y lo sabe todo el pueblo, se te cae la cara de vergüenza. ¿Entonces? ¿Cómo permiten que una sola persona o un grupo de personas, manchen el buen hacer de muchos otros que seguro también hay dentro de ese partido? Pero oye, parece que algunos piensan: “Para que robe otro, que robe el mío”.
¡Nooooo! ¿Nos hemos vuelto locos o qué? ¡Que no tiene que robar ninguno! Sea del color que sea. Ni robar, ni mover el dinero de sitio, ni pagar a los amiguetes comisiones, ni jugar con lo que no es suyo. Los políticos son gestores de nuestro dinero. No vienen a lucrarse: vienen a servir al pueblo a cambio de un salario por su tiempo. ¡Punto!
Lo mínimo que deberíamos exigir a cualquier político es que sea una persona digna y honrada.
Porque servir a tu país debería ser siempre más grande que cualquier codicia. En fin.
Una aquí, pagando el gimnasio, el dentista o el psicólogo con tarjeta —que también hay que mantener la salud mental—, guardando las facturas del taller, del cole, hasta del pan. Dando explicaciones de por qué le mandas 50€ a tu sobrino por su cumpleaños. Pero claro, a ellos no les da tiempo a andar con tanto papeleo, demasiado ocupados estaban moviendo billetes.
Termino, creo que encima de reírse en nuestra cara, pretenden que aplaudamos.
Pues mira, no. Se acabó.
Mal, muy mal.

.jpg)