Cortes, confidencias y escritura: 💇🏻🧏 ✍️

Terapia low-cost con volumen extra 🛟🆘

En mi afán por escribir y arrastraos conmigo a ello siempre tengo los ojos, los oídos y la mente abierta a ideas que nos lo faciliten.  Y así fue como cacé al vuelo la propuesta de mi amiga Ana Román. Magnífica peluquera, y aún mejor persona, sobre hacer, de vez en cuando, una publicación bajo el título “Historias de la Pelu”. 👀👂🧠💡

En una sociedad donde la soledad es un fenómeno que afecta cada vez más a personas de todas las edades debido al aislamiento social, al uso excesivo de tecnología, que reemplaza interacciones cara a cara, la fragmentación familiar y el estilo de vida acelerado, la personas buscan consuelo y desahogo en algunos profesionales más allá de los psicólogos. 😞😞😞

Un sector muy representativo donde mayoritariamente mujeres, pero cada vez más hombres, recurren es a sus peluquer@s ¡Sales con un 2x1 super rentable! Guap@s, desahogados y, si el guión lo requiere, incluso llorad@s!! 💇💇💇

Así que me parece interesante, de vez en cuando, escribir bajo ese epígrafe “Historias de la Pelu” algún relato real o inventado. Y allá voy con un ejemplo:

“Cuando aquella mañana vi entrar por la puerta a Lola, clienta habitual, presumida y dicharachera como pocas supe que algo no demasiado bueno le ocurría.  Llegó puntual a la hora de su cita y, como algo muy excepcional en ella, permaneció esperando calladita hojeando una revista. Intenté sin éxito entablar conversación, pero sus labios no se abrieron nada más que para algún que otro monosílabo. Por fin llegó su turno y el poder mágico del lavacabezas actuó de inmediato. No tuve ni que preguntar qué le ocurría. Como un torbellino de palabras, lágrimas e interrogaciones, que en absoluto esperaban respuesta, me contó todo lo que la tenía con el ánimo por los suelos, con un aspecto descuidado y hundida en la miseria. El tema era para mí común, por no dejar de oírlo una y otra vez, pero horrible y doloroso para quien su marido la había abandonado por otra mucho más joven y delgada. Ni que decir tiene que los tres niños se quedaron con ella. Experta en estos temas me sabía el truco para hacerla salir, aunque fuera por un instante de su tristeza, llantina, desesperación y autoestima varios niveles por debajo del más bajo nivel.

“A ver Lola, vamos a ir por partes”- le dije con determinación.

“Lo primero que voy a hacerte es un corte de pelo y un peinado que te van a quitar 10 años de encima. Una limpieza de cutis y un poco de maquillaje. Vas a dejar a tus niños con mi sobrina, que le encantan los niños, y por unos eurillos o algún regalo te los va a cuidar del diez. Y con esa sonrisa tuya que ahora tienes guardada, pero que vas a sacar ahora mismo, nos vamos a ir las dos a ver una obra de teatro, a cenar a una terracita y luego a tomarnos una copita al pub aquel donde el camarero te pone ojitos. Un rato de desconexión, risas con una amiga y un buen Ron hacen que olvides al merluzo que tienes por marido que no ha sabido valorar la mujer maravillosa que tiene por esposa ¡Deja que se vaya! ¡Él se lo pierde!”

Al menos por esa tarde, Lola sale sonriente de la peluquería, con los ojos relucientes del llanto y de la ilusión al 50% y corre para su casa pensando qué se va a poner y en cómo llevar a los niños a casa de mi sobrina soñando con ese ratito ¡Reina por un día! 

Y raro es el día que, por una cosa o por otra, no hago terapia con mis client@s lo cual me produce el subidón y la satisfacción de que, con mis manos, un lavacabezas, un cepillo, un secador y mi experiencia contribuyo y ayudo a los demás.” 

Os animo a que me enviéis algo que escribáis sin olvidar que no es necesario saber escribir “bien”. Aquí no se evalúa estilo, gramática ni forma. Solo importa la autenticidad de lo que se nos ocurre. Mi espacio en este blog es terapéutico, no literario. ¡Ya veis que no es tan difícil! 😜😜

 ¡Hasta la semana que viene, chic@s! ✨✨✨