Las malas compañías no se eligen… ¡se aguantan! ¿Hasta cuándo, querida especie social? 😂
¡Hola Sukis!
Desde tiempos prehistóricos, nuestra supervivencia ha dependido de estar en grupo. En las cavernas, llevarse mal con el clan podía costarte literalmente la vida. Pero estamos en el siglo XXI, y aunque nadie te va a dejar sin fuego por decir “no”, seguimos tolerando relaciones que nos drenan más que una videollamada con WiFi flojo 😵💫.
La frase “no eres víctima de nadie, sino cómplice de lo que permites” no es un palo, es un espejo. No se trata de culpabilizarte, sino de invitarte a hacer arqueología emocional: ¿por qué mantienes amistades que te critican, minimizan o te usan como pañuelo desechable?
🤓 Antropológicamente hablando, nos cuesta romper con lo tóxico porque el rechazo social activa las mismas zonas cerebrales que el dolor físico. Sí, duele. Pero más duele quedarte donde no creces.
Y ojo, esto no va solo de parejas. Hay amigos que son como el azúcar: al principio endulzan, pero con el tiempo te suben la ansiedad y te bajan la autoestima. 💀
Ser buena persona no significa ser alfombra. En una relación sana, incluso de amistad, hay límites, respeto, apoyo mutuo y humor… mucho humor. Si eso no está, entonces no estás en un vínculo, estás en un enredo.
Así que, si te has dado cuenta de que en tu círculo hay más drama que en una telenovela turca 📺... es hora de hacer limpieza emocional.
¿Qué relaciones estás tolerando y por qué? ¡Cuéntanos! Queremos leerte y abrir el debate.
Y si este artículo te ha hecho pensar, reír o decir “¡ouch, me pasa!”, compártelo, que igual salvas a alguien de su “amigo con veneno” 🐍