Si quitas el nido… luego no llores cuando el coche no arranque o tu suegra se instale a vivir contigo.
En el pueblo de mi tita Cecilia, quitar un nido de golondrina es peor que romper un espejo mientras pasas por debajo de una escalera sujetando un gato negro. 🪞🐦
Cada primavera, vuelven. Las golondrinas, no la tita. Y siempre al mismo balcón, el del salón. “Son como de la familia”, dice mi marido mientras les pone pan rallado (aunque ellas no comen eso, pero oye, la intención cuenta).
Una vez, mi primo Pedro decidió "limpiar el balcón" y retiró el nido con escoba y orgullo. A la semana se le cayó una muela, pinchó dos ruedas y se le fue la WiFi justo en mitad de la final de la Champions. Casualidad… o castigo alado. 😱
Desde entonces, en casa no se toca un nido. Es más, les ponemos nombre: Carmen, Paco y los pequeños Superman y Batman.
Las golondrinas no sólo traen el verano, traen suerte, vida y ese puntito rural que tanto echamos de menos. Así que, si tienes un nido en tu balcón… cuídalo. Y si no lo tienes, pues mira al cielo y ¡adopta uno visualmente! 😄
¿Tienes nidos en tu balcón? ¿Los proteges o los temes?
¡Cuéntanos tu experiencia! 🗨️ Comparte con esa vecina que se pelea con los pájaros… ¡y que le llegue la lección volando! 😉🕊️